Pensar en ti me lleva a escribir sin historia, solo pensamientos vagos para tí.
Sin darme cuenta, te voy restando valor, me voy quitando el valor yo misma. En un punto recuerdo lo que vales para mí, tu que solo eres de esas personas que se cruzan en la vida, sin saber porque, y es cuando regreso a la incoherencia, vuelvo a soñar despierta.
Decirte que te quiero, lo que para mi representas, pudiera ser sencillo y en ocasiones no estoy segura de poder decirlo. Hablarte es más dificil de lo que se piensa, mantener la conversacion es más sencillo y tu elocuencia permite conversar, ser uno mismo al estar contigo.
Mi historia con tu presencia, me recuerda a aquel poema que mi abuela me recitaba algunas tardes de verano: El seminarista de los Ojos Negros. Me permito fantasear con el pequeño poema y pensar en la historia de aquella chica, que miraba al joven pasar todas las tardes bajo su ventana, el joven que sabía, no podría tener con ella, para ella. Proyecto en mi lo que siente ella al saber que lo ha perdido para siempre, cuando ni siquiera lo tuvo.
Por eso escribo sin armonía, porque me abandona la coherencia cuando estoy cerca de ti. Solo pensar en tu presencia me vuelve soñadora, vaga, tranquila y me hace sentir que vuelo en el cielo de tu mirada. Solo así, de tanto pensar en tí me he vuelto incoherente.
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