sábado, 11 de enero de 2014

Hablando con Dios

Cambios, de esos que se llaman como el perro: "solovino".
Siempre me han perturbado los cambios, aunque con el tiempo he aprendido a sobrellevarlos de una  mejor manera. En los últimos meses ha habido muchos y comienzo a sentir que me asfixio... de tener el apoyo de algunas personas he dejado de tenerlo, nuevas amistades y otras que se van, reclamos constantes, así como palabras de aliento y aprobación. Cambios en la forma en que mis padres me apoyaban, cambios en mi rutina, cambios de actividades, de semestre, de creencias, la forma de ver la vida, mis hábitos al comer, al leer, mis amistades, mi tiempo de familia y mi tiempo para tí,  mi fe y mi confianza... (grito histéricamente), es increíble como permito que situaciones o personas influyan en mi estado de ánimo y de nuevo, son ¡cambios!. Todo cambia inevitablemente y cuando menos me lo espero, por lo que comienzo a sentirme abrumada, a veces feliz otras no tanto, con unos cambios desesperada y con otros profundamente agradecida. 
¿Para que me estás preparando? 


No hay comentarios:

Publicar un comentario